Egidio Arévalo Ríos, bastión del proceso de Tabárez, se ganó la idolatría del público gracias a su sacrificio en el Mundial de 2010 y la Copa América de 2011
En 2010 le tocó compartir la mitad de la cancha con Diego Pérez y lo hizo de forma brillante. En base a relevos, marca y actitud se ganó un lugar entre los más aplaudidos de la selección uruguaya y cambió el overol de obrero por el traje de ídolo, luego de consagrarse como campeón de América un año después.
Llegó al Mundial de 2010 como la gran sorpresa de la lista y fue figura, ¿con qué versión suya nos vamos a encontrar en Brasil?
Con una versión de mayor edad, más maduro y con mucha experiencia producto del Mundial que vivimos en 2010 y todos los partidos de eliminatorias que tenemos encima. Cuatro años de trabajo es mucho tiempo.
El fútbol mexicano le sienta bien. ¿Fue un mejor semestre personal que colectivo?
Físicamente llego muy bien. Estoy pasando un momento muy bueno, quiero mejorar un poco la velocidad para los relevos, pero estoy en forma. Estos partidos sirven para agarrar ritmo, minimizar las fortalezas de los rivales y medirse ante equipos que mueven rápido la pelota.
¿Dónde está el secreto para estar siempre cerca de la pelota?
No sabría decirte. Yo me entreno igual que lo hice siempre. Por ahí la respuesta está en la continuidad que tuve este semestre.
¿Cual es la meta para este Mundial?
El objetivo y la cabeza está en Costa Rica. No podemos subestimar a nadie porque tenemos bien en claro que si queremos llegar lejos en el Mundial tenemos que ganar el primer partido. Si desde ahora nos enfocamos en Inglaterra e Italia y nos olvidamos del primer juego se puede complicar. Es vital conseguir los tres puntos de arranque.
Sus compañeros rotan pero usted siempre repite, ¿se considera un fijo en el esquema del entrenador?
Fijos en el esquema del entrenador no hay ninguno. Yo creo que tenemos que demostrar que estamos dispuestos a rendir por el equipo en cada entrenamiento y en todos los partidos. Ahora tengo la continuidad que quiero en mi club y eso me ayuda. En la mitad de la cancha hay mucha competencia por el puesto, hay compañeros con nivel como para ser titulares que están esperando, y no me puedo relajar porque puedo perder mi lugar.
En su primera etapa con la selección le tocó compartir sector con Diego Pérez, ahora lo hace con Walter Gargano, ¿siente algún cambio en el juego?
Somos los tres jugadores de mucha marca y de mucha dinámica a la hora de pasar la pelota. La ventaja que tenemos con Walter (Gargano) es que somos más rápidos a la hora de presionar porque tenemos las piernas más cortas (risas). Eso hace que podamos llegar más rápido a cubrir los espacios.
Pérez es más táctico que Gargano y usted era quien tenía que correr a los rivales. ¿Cómo se mantiene el orden para que el equipo no se parta?
El Ruso es un gran jugador, con pasado en la selección, pero es, como vos decís, más posicional. Con él hicimos una dupla bárbara en el Mundial de Sudáfrica y también en la Copa América, nos entendemos muy bien jugando juntos, al igual que con Gargano.
Inglaterra e Italia juegan con un sistema táctico 4-5-1. ¿Van a tener más trabajo en la contención?
Seguramente vamos a tener más trabajo en ese sector de la cancha. A los que nos toque defender en ese lugar vamos a tener que estar más concentrados en hacer el trabajo que nos indique el entrenador, porque si nos confiamos, nos volvemos en primera fase. Todos los rivales tienen sus secretos.
¿Se sintió el grupo una vez que se conocieron los cortes?
Sabíamos que tenían que salir dos compañeros. Es una tarea más difícil para el cuerpo técnico, que tiene que comunicar la decisión, que para nosotros que lo teníamos asumido. Sebastián (Eguren) y Alejandro (Silva) hicieron muchas cosas por la selección, hoy no les toca estar pero nosotros los llevamos en el pensamiento siempre.
¿La vuelta de Suárez al Complejo se festejó como un gol?
Fue importante. Él es un jugador fundamental y nos llevó al Mundial con el empuje de todos. Hay que esperar su recuperación.
El Observador
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