viernes, 1 de junio de 2012

Solo faltás vos, Egidio

Allá por julio de 2011, cuando Uruguay sembraba las primeras dudas en la Copa América luego de empatar en su debut contra Perú, el técnico Óscar Washington Tabárez dejó los puntos bien claros: “Tenemos tres delanteros de elite y mi idea es tener a los tres en cancha. Debemos acostumbrarnos a jugar con ellos”. El tiempo le brindó la razón. El gol en Uruguay es sinónimo de: Suárez, Forlán y Cavani.

Pero al margen de que la mayor parte de las conquistas de los celestes fueron convertidas por el trío más temido de América apenas cuatro de los 22 jugadores de campo convocados por Tabárez para los juegos con Venezuela y Perú no festejaron goles y solamente uno de los que integra habitualmente la oncena titular: Egidio Arévalo Ríos.

Evidentemente, para que la mayor parte de los profesionales que conforman un grupo seleccionado pueda llegar a convertir se necesita de un proceso de largo plazo que desemboca en la continuidad de los futbolistas. No hay otra forma. 

Muchos de los goles de Uruguay, como fue reseñado en su momento por El Observador, fueron producto de acciones de pelota quieta. A ello se llega por el conocimiento y obviamente por la continuidad. 

El ejecutante conoce perfectamente el lugar donde debe poner la pelota y el que va a buscar ya tiene clara la forma en que le pegará su compañero.

Aporte de los que marcan
Por eso no llama la atención la cantidad de goles que aportaron los defensas. 

De 2006 a la fecha llevan convertidos 14 goles, mientras que los volantes contribuyeron con 19 de las 131 conquistas del proceso del Maestro. Entre ambas líneas del equipo, acaso las que menos llegan al gol por la función que deben cumplir en cancha, colaboraron con 33 tantos lo que equivale al 25,1%.

El capitán Diego Lugano aportó su cuota. El zaguero se hace sentir cada vez que va al área a buscar un cabezazo. Que se le pregunten a Maradona que afirmó cuando dirigía a la selección de Argentina: “En el juego aéreo nosotros sabíamos que había que ir a Lugano porque Lugano no le mira la cara ni a la madre”.

Su compañero de zaga, Diego Godín, también colaboró con lo suyo. Cáceres se sacó la mufa en el amistoso previo a la Copa América, jugado en Rivera, contra Estonia. 

En el medio, el Ruso Diego Pérez marcó el vital gol ante Argentina, por los cuartos de final de la Copa América en la ciudad de Santa Fe, y Álvaro Pereira es otro que llegó con facilidad al arco rival.

Falta Egidio
Pero lo que pocos saben es que hay un solo jugador de los habituales titulares que, en lo que va de la era Tabárez, no celebró jamás una conquista: Egidio Arévalo Ríos.

El volante de Tijuana, que es un canto a la entrega y a la regularidad, todavía no pudo convertir con la celeste. 

Egidio ha sido fundamental a lo largo del proceso. Al margen de su producción en el campo de juego se debe destacar que muchos goles nacieron como consecuencia de su gestión. 

Vale el recuerdo de la asistencia para el gol de Forlán contra Alemania en el Mundial de 2010. O la presión que ejerció contra Paraguay en la final de la Copa América del año pasado para meter otra asistencia perfecta para el gol de Forlán.

Arévalo está noveno en la lista de asistencias del proceso del Maestro. 

A los pases reseñados a Forlán en el Mundial y en la Copa América se debe sumar otro en el último juego de las Eliminatorias, contra Chile en el Estadio Centenario, donde una vez más presionó y robó una pelota para entregar a Suárez.



Egidio espera su gol. No se desespera. Pero tiene claro que es el único al que le falta celebrar.  


Fuente: El Observador

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